miércoles, 10 de abril de 2013

LA NATURALEZA EN LOS NIÑOS


“La naturaleza es primordial en el desarrollo de los niños pues los ayuda a ser adultos saludables, creativos, con valores y conscientes del bienestar de nuestro planeta.”
Los tiempos han cambiado y con ellos las actividades y actitudes de los niños para con la naturaleza. Hoy en día, es más común que un niño sepa más de juegos de video que de cómo construir una casita de juego en un árbol.


Existe mucha evidencia de que la educación basada en la experiencias con la naturaleza ayudan en varios aspectos del desarrollo de un niño." Algunos de estos aspectos son el pensamiento crítico, la resolución de conflictos y la creatividad; también los ayuda con la toma de decisiones, reduce la obesidad, al incrementar la actividad física, y contribuye a su salud mental, emocional y moral.

Durante los primeros años de la vida de un niño, el estar expuestos a la naturaleza es esencial para su desarrollo, ya que reduce el stress y la agresividad. También aminora los problemas de comportamiento y crea valores importantes como la cooperación, la responsabilidad, la compasión y comprensión de otras criaturas vivientes que habitan nuestro planeta Tierra.

El movimiento corporal coordinado y la alegría de descubrir el mundo con ayuda de todos los sentidos, es un don natural durante la primera infancia. Y cuando esta experiencia se da en relación con otros, aparecen nuevas posibilidades de aprendizaje, respecto de sí mismo y los pares: convivir, explorar juntos, arriesgarse y cuidarse mutuamente.


Relacionarse con la naturaleza, el árbol, el río, los animales, son aspectos connaturales al ser humano y en la medida que se faciliten y amplíen estos vínculos al medio en el cual crecemos, más posibilidades existen que sus beneficios se extiendan a los años que siguen.
La actividad educativa de hoy nos llama a re-crear formas de relación en las cuales potenciemos la vivencia de sentir el esfuerzo y logro junto al placer, disfrutar el ejercicio, la libertad de sentir sabores, olores, sonidos, sensaciones, desafíos y encuentros. En definitiva, desplegar nuestro potencial en juegos donde los materiales e instrumentos seamos nosotros mismos.
Cuando niños y niñas son actores protagónicos, los beneficios se amplían a todas las dimensiones de la vida. La vida activa, sobre todo en contextos naturales, disminuye la falta de interés que pudiese existir en lo relacionado con el aprendizaje de contenidos pedagógicos.

Esto sucede porque permite sentirse parte de un mundo que sólo se construye desde la vivencia directa en espacios y oportunidades de encuentro. En caso contrario, mientras más sedentario permanece, sin necesidad de generar recursos que le presenten nuevas contingencias, nuevos despliegues de sí mismo, se produce un proceso de falta de interés, de acumulación de energías, poco aprendizaje y menos habilidad para la autonomía.
Por lo tanto, en la exploración activa de su entorno, el niño y la niña definen sus posibilidades de desarrollo. El ejercicio, la vida activa y en contacto con la naturaleza, nos entrega la condición de constituirnos en seres humanos reales y generadores de mundo.

Estos son algunos de los muy importantes beneficios que la naturaleza brinda a los niños, ahora pongámonos a pensar:
¿De qué manera podemos retribuir a la naturaleza todo lo que hace en beneficio de nuestros alumnos, de nuestros hijos y de nosotros mismos?
¿Cuál es nuestra responsabilidad como seres humanos y como educadoras para con nuestro planeta tierra?
¿Conocemos actualmente el medio natural que rodea a los niños?
¿Hemos pensado qué mundo les espera a los niños que están por llegar?
¿Qué tipos de adultos serán los ahora niños después de haberse desarrollado en un medio que se está destruyendo poco a poco?
Ojala que reflexionemos sobre estas preguntas y empecemos a actuar para crear en nuestros alumnos conciencia y hábitos ecológicos que puedas mejorar aunque sea un poco lo dañado del medio ambiente.

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